El teatro Relish


El Teatro Relish

Escenarios de Horizonte. 

El Teatro Relish, ubicado en la avenida de las estrellas, cerca del parque Hyde Central, es uno de los edificios más antiguos y más llamativos de Horizonte. Es el reino del jazz, el teatro, la danza, la ópera, pero también de las intrigas y secretos más peligrosos. En sus palcos y salas privadas se discuten negocios no siempre legales y las familias poderosas de la ciudad acuden para cerrar sus tratos más importantes.

Para la población de a pie, sin embargo, el teatro es la encarnación en piedra, oro y terciopelo del lujo y la sofisticación, de lo mejor de los años felices de bailes y champán, y es que no hay mes que no aparezca mencionado en la prensa por algún estreno o por las celebridades que acuden, ya sea como espectadores o como artistas invitados.

El glamour está unido a sus muros. En su origen, fue uno de los primeros palacios urbanos construidos en Horizonte y pasó con el tiempo a ser la sede de la Ópera, lugar de reunión de todas las autoridades. Años después fue adquirido por Robert Relish que decidió darle un giro como Teatro Relish. Desde entonces el símbolo familiar con la “R” dorada y la lira de Orfeo fue colocado aquí y allá por todo el edificio. No es el único teatro que posee esta adinerada familia, pero es sin duda el principal, la joya de la corona de su emporio del lujo. Además, por esa época, el teatro se abrió a nuevos tipos de acontecimientos. Ya no solo celebraría espectáculos dirigidos a la población más cultivada, como era el caso de las magníficas óperas, sino que se comenzó a mostrar obras más cercanas al pueblo, algunas con componentes del mundo del circo y hasta espectáculos que rayaban lo erótico.

Pero era el jazz la pieza clave y el cantante y narrador de historias, Jules Tacker la estrella indiscutible de la época. Tacker desapareció sin dejar rastro años después, dejando a sus admiradores desconcertados, pero su memoria permanece unida a los muros del teatro. Todavía hay quién guarda con aprecio carteles de sus actuaciones y que lo recuerda cada noche que se alza el telón de terciopelo rojo.


El edificio se reformó en esos tiempos de éxitos siguiendo un esquema parecido al de la ópera solo que con un aforo algo menor (pero con más palcos, salas y salitas privadas en las que los clientes pudieran hablar con privacidad y cerrar sus acuerdos en la mayor de las discreciones.

El teatro fue decayendo durante la gestión de Patrick Relish, pero gracias a la actuación de su hijo, Brandon Relish, resurgió con fuerza y obtuvo de nuevo el favor de todas las revistas y celebridades de Horizonte. Los musicales fueron entonces otra de las especialidades del teatro y la actriz Abby Lovelace una de sus estrellas habituales.

En esos años en los que la guerra todavía estaba lejana y el mundo se encontraba imbuido de la magia del jazz y los cócteles más refinados, los artistas con más renombre eran Marian Rosebud y Ed Star, ambos bailarines, jóvenes y atractivos. Parte del reportaje de boda del bailarín Ed con la guapísima flapper Nadia Relish tuvo lugar en el mismísimo teatro y las malas lenguas dicen que esa noche pasó algo allí que Brandon Relish tuvo que acallar con un buen pago a la revista. No sería la primera vez que los Relish necesitaban silenciar alguna noticia que los involucraba con asuntos oscuros.

La pintora Lina Silk conocía ese mundo a través de las historias de sus padres que actuaron años atrás en el teatro como cantantes del coro, pero ella nunca acudió en persona hasta mucho después, cuando las circunstancias de uno de sus encargos más complejos la arrastraron sin remedio hasta el mar de butacas rojas y su imponente telón de terciopelo. Ahí da comienzo la serie de libros Teatro al Óleo con la novela Retrato en rojo.

Elaine Leary
Comparte en Google Plus

About Larser

0 comentarios:

Publicar un comentario