Katy y Cuca
Personajes de #Horizonte
Katy y Cuca habían triunfado durante la guerra cantando en retaguardia para las tropas. El secreto de su éxito: canciones de amor y desamor con las que podías envolver el pescado, acentos sureños con aire de callejón y colores tuneados, y la ropa justa para cubrir una tetera.
Katy era una moza rubia del barrio de Pescadores, hija de un conocido sindicalista del puerto, que harta del olor a pescado cruzó el puente al centro y la fama, pasandose por la bisectriz a varios productores musicales del barrio de rascacielos hasta lograr triunfar. Pero no lo hizo sola.
Cuca provenía de buena familia con olor a viejo. Sus padres regentaban y regentan aún varias residencias de ancianos, entre las que se cuenta la elitista The Green Home. La muchacha, atraída por el glamour de la farándula, con cierto oído musical y un horrible dominio del arpa, presentó sus composiciones a una casa de discos y un experimentado productor vio enseguida el producto, a Cuca le faltaba Katy, una voz solista que cantara melodiosa —y con cierto dramatismo— las trágicas canciones de Cuca, casi todas recurrentes con el tema de la vejez, el tiempo que pasa mil años y muchos más, y la muerte ineludible.
Afortunadamente, durante la guerra, las dos chicas tocaron y cantaron composiciones norteamericanas de Cat Stevens, Johnny Mitchell y otros.
Tras la guerra y durante años continuaron insistiendo con las mismas canciones en los suburbios de #Horizonte, pero su poder de convocatoria era el mismo que el de un grillo. De ellas se solía decir: Eres más patético que un revendedor de entradas para conciertos de Katy y Cuca. No obstante, tenían sus fans.
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