Castillo de de Lappointte


El castillo de Lappointte

Escenarios de Horizonte. 

Sobre la colina central de la ciudad, que domina el río y la bahía de #Horizonte, se alza la silueta del Castillo de Lappointte. Con el paso de los siglos, se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad y su silueta se recorta en el cielo las noches de luna llena. Hay muchas fotografías hechas así y se venden como postales a los escasos turistas que visitan la ciudad.

Desde el Castillo se pueden ver (Y a veces vigilar)  tanto la zona de las mansiones de las grandes familias, o el gran parque, como los barrios más humildes, y siempre es una referencia antes del ensanche de los grandes rascacielos.

La historia antigua de Horizonte comenzó alrededor del castillo, ya en la época feudal. Fueron las pequeñas viviendas que se construyeron a su alrededor para buscar la protección del conde, las que formaron el núcleo de la ciudad, el actual casco viejo y algunas casas que aún se conservan en el barrio de Puenteviejo. Después, poco a poco, la aristocracia y las clases altas descubrieron que la colina donde se yergue el castillo era demasiado atractiva, con sus altiplanos cubiertos de cesped y sus pequeños bosques, cotos de caza de los condes, y fueron desplazando  las casas de los trabajadores hacia lo que después sería el barrio de Puenteviejo o el núcleo del Cascoviejo. 

La tierra bajo la colina fue rica en minas, especialmente la de carbón y eran autosificientes en ese sentido. Cuando se construyó el metro de la ciudad, se utilizaron algunos de los viejos túneles.. Pero unos pocos se han conservado de manera privada y unen en secreto edificios concretos y lugares emblemáticos. Desde el Castillo de Lappointte parten dos túneles, pero pocas personas vivas saben dónde van a parar. 


Cuenta la leyenda que desde su construcción, mucho antes de que existiera la ciudad de Horizonte, el Castillo ya era morada de fantasmas.

Pero hasta el momento, los Condes de Lappointte siempre habían habitado en él, excepto durante un corto periodo de tiempo, en el que el abuelo del último conde, Elouard de Lappointte, un derrochador nato, descubrió que ganaba más dinero viviendo más modestamente, vendiendo sus tierras a otras familias como los Steelwall, Blackburn y los Relish y alquilando sus aposentos para fiestas privadas. Su padre, Eduard de Lappointte temiendo que perdiera la fortuna familiar enterró el tesoro en los fondos del castillo y sólo le legó el edificio. Elouard de Lappointte a la muerte de su padre no pudo mantener el castillo y durante un tiempo lo alquiló a la estrella más rutilante del Teatro de la Ópera, Maurice Tacker. El tesoro nunca fue encontrado, pero utilizando los túneles para el contrabando, Elouard volvió a conseguir una gran fortuna y dejó el castillo a sus herederos.

Es antes de la guerra, desde la muerte del último conde, Edmund de Lappointte, que su viuda no se atreve a entrar en el castillo porque cree que está encantado por el fantasma de su difunto marido. Y seguramente teme su venganza. Hasta que no encuentre la manera de librarse de él, el castillo permanecerá vacío, o eso cree Lady Davinia de Lappointte, aunque algunas noches, los más viejos del lugar dan fe de que  hay luces en las ventanas. Y una habitación escondida, se mantiene sin apenas polvo, y con un armario lleno de ropas y vestidos. Pero nadie sabe a quién pertenecen.

Encontrarás este escenario en las aventuras de Summer Travers, la primera de las cuales la puedes leer en Topacio y Cicuta.

Espero verte por aquí para descubrir más cosas de mis personajes y escenarios. (No olvides compartir o comentar :-)

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